Como lo indicara el presidente del Comité Forestal de la Sociedad Nacional de Industria (SNI), hace ya un año, las exportaciones de productos derivados de la madera durante el 2018 crecieron 4.6% en relación al 2017, un aumento de casi US$ 10 millones, con los que alcanzó los US$ 124.6 millones.
Si bien muy positivo, no se alcanzó la estimación de entre 10 y 15% que el representante de la SNI había mencionado. Quizás porque no solo basta con el esfuerzo titánico que hacen las empresas madereras para aprovechar, transformar y enviar sus productos desde miles de kilómetros, allá en lo profundo de la Amazonía peruana.
Quizás falta mucho apoyo y trabajo de quienes deben de promover la actividad, para generar las condiciones mínimas habilitantes y poder emparejar la cancha.
Mirando a Uruguay por un momento, nos damos cuenta que ya no son solo lácteos y carnes congeladas, sino que ahora son madera y derivados, celulosa si se quiere ser más preciso. En el 2018, la madera y sus derivados se convirtieron por primera vez en el principal producto de exportación del país abarcando el 24% de la torta con casi US$ 2.2 mil millones.
El informe del Departamento de Inteligencia Competitiva del Instituto Uruguay XXI, de donde sale la información, sostiene que esta producción sostenible se basa en un marco jurídico estable y propicio para la inversión en el sector forestal. Si solo es así, qué le falta al Perú? Voltear a mirar la Reforestación Comercial?